Diagnóstico

Las fallas institucionales o regulatorias
que lo describen

El esfuerzo modernizador debe partir por identificar algunos factores que explican las falencias del Estado, la política y la justicia.

Ponemos en el debate los siguientes que lograron una alta convergencia:

Diagnóstico

Algunos factores que describen la crisis:
En el Estado

Factor 01

Desactualización del modelo de empleo público.

La rigidez y desactualización del Estatuto Administrativo que regula el empleo público desde 1989, ha incentivado el crecimiento de otros regímenes laborales – contrata, honorarios, funcionarios de confianza política – cuyo funcionamiento en paralelo ha redundado en ineficiencias, baja adaptabilidad a los cambios, captura política y desprotección de la estabilidad y oportunidades de los funcionarios públicos comprometidos y de buen desempeño.

Estas falencias se expresan en todo el ciclo laboral del funcionario público -selección, permanencia, evaluación y capacitación – y han dificultado una gestión de excelencia, centrada en el ciudadano y adaptable a los cambios.

Factor 02

Tenue separación de funciones entre gobierno y administración pública.

La alternancia en el poder, luego de 20 años de gobiernos de la Concertación dejó al descubierto una debilidad del Estado que antes no era visible: los nombramientos políticos eran muchos más que las autoridades de gobierno y sus equipos de confianza.

Este recambio inmoviliza al Estado, genera fuertes pérdidas de conocimientos adquiridos y lecciones aprendidas. Incluso, los cargos directivos sujetos a ADP han mostrado alta rotación.

Factor 03

Deficiencias en la ejecución y evaluación de políticas y programas públicos.

Nuestro orden institucional no cuenta con herramientas adecuadas para optimizar la evaluación, diseño, ejecución e impacto de las políticas públicas. Los escasos mecanismos que persiguen la consecución de estos objetivos adolecen de deficiencias o resultan insuficientes, lo que repercute negativamente en la calidad y oportunidad de las decisiones, pero también en los niveles de transparencia y rendición de cuentas.

Un Estado que no racionaliza la forma en que genera nuevas regulaciones, justificando la razón por la que se eligió esa política pública e identificando el objetivo que busca que cumpla, muy posiblemente fracasará en resolver los problemas de sus ciudadanos. Del mismo modo, un Estado que no revisa periódicamente sus regulaciones vigentes y las somete a un cuestionamiento riguroso con miras a mejorar y replantear aquellas que no cumplen sus resultados, dilapida recursos que podrían destinarse a mejorar la vida de las personas. Evaluar se convierte entonces en un imperativo de un Estado eficiente, uno que en Chile todavía tiene un enorme espacio para avanzar.

Factor 04

Escasa incidencia de las regiones y comunas en la toma de decisiones administrativas.

El ambicioso proceso de descentralización política que dio inicio Chile en 2022 con la primera elección de gobernadores regionales, ha demostrado no estar diseñado de forma adecuada. A estas nuevas autoridades políticas no se las acompañó de capacidades y recursos que le dieran un correlato administrativo y financiero a este esfuerzo político por empoderar a los gobiernos subnacionales.

Junto con esto, existen muy pocas obligaciones correlativas y exigentes a los gobiernos regionales y locales, tampoco reglas de transparencia ni obligaciones de rendición de cuentas. No es de extrañar entonces que surjan casos de malas prácticas y corrupción, como los que han tenido lugar en ellos en los últimos años.

Otros factores menos priorizados o con menor convergencia.

  • Falta de recursos materiales y económicos para la gestión del Estado; financiamiento y eficiencia: Muchas veces la administración del Estado no cuenta con las capacidades y recursos para poder cumplir sus funciones de forma adecuada y oportuna.
  • Rigidez de la acción y del control del Estado derivado de la aplicación del principio de legalidad: El principio de legalidad implica que los funcionarios únicamente pueden hacer aquellas cosas que la ley expresamente les permite, y están sujetos a un estricto control. Esto es un desincentivo a la creatividad y la iniciativa, lo que dificulta un mejor servicio.
  • Desactualización tecnológica; interoperabilidad , gestión de datos, interfaz con usuarios e instituciones de la sociedad civil: El Estado y su administración, por razones jurídicas y de confianza, ha asumido e incorporado la tecnología de forma más débil y lenta que el mundo privado, lo que explica una gestión menos eficiente y dinámica.

Ejemplo:

Desgobierno en servicios clave

A pesar del cierre del SENAME y la creación de Mejor Niñez, los problemas persisten. En solo cuatro años, el nuevo servicio ha tenido cuatro directores. Sin continuidad en el liderazgo, es imposible consolidar mejoras para los niños y niñas más vulnerables del país.

Diagnóstico

Algunos factores que describen la crisis:
En la Política

Factor 01

Dificultad para construir acuerdos en el Congreso Nacional: fragmentación, falta de cooperación institucional y civilidad.

Un sistema electoral que fomenta el personalismo y desincentiva las propuestas programáticas, unido a la creciente fragmentación, han hecho perder representatividad y gobernabilidad, dificultando la construcción de acuerdos de nuestro sistema presidencial. Junto con esto, el debilitamiento de los partidos políticos y las crecientes dificultades para mantener disciplina interna y los cada vez menores costos para quienes se sitúan al margen de los partidos solo han agravado la situación.

Otros factores globales como la polarización o la desinformación aumentan la confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo, y entre los propios legisladores, desincentivan los acuerdos y la incorporación del conocimiento y de la ciencia en el proceso legislativo, obstaculizando el avance de proyectos importantes.

Factor 02

Insuficiente participación de la ciudadanía y de las organizaciones intermedias en el proceso político.

A pesar de que los indicadores objetivos como el “Civil Society Participation Index”, donde Chile se ubica en el puesto 25 de 179 países, muestra un nivel destacado de involucramiento ciudadano en la toma de decisiones, persiste una sensación de desconexión entre los representantes y la ciudadanía o las organizaciones intermedias representativas, y una alta dificultad de incidir en la agenda pública y las tomas de decisiones.

Junto con esto, cuando se abren espacios de participación, se aprecian crecientes niveles de captura por parte de intereses particulares diversos que muchas veces no explicitan sus objetivos finales.

Factor 03

Deficiencias en el diseño y estimación de impacto de las políticas públicas.

La calidad del debate legislativo en Chile es baja. Al interior del Congreso Nacional no se lleva a cabo un análisis de impacto de las políticas públicas que se discuten. Proyectos de ley complejos y con repercusiones muy relevantes vienen acompañados de escasos antecedentes que respalden la necesidad de incorporar una política pública o que justifiquen la opción por una determinada herramienta.

Esta falta de análisis de impacto regulatorio, de un proceso de debate legislativo robusto con una adecuada participación de las partes interesadas, recepción de opiniones expertas y deliberación de calidad y transparente repercute en legislación que muchas veces genera efectos que no se tuvieron a la vista durante el debate.

Factor 04

Debilidad de partidos políticos: débil institucionalidad, desarraigo ciudadano y prácticas personalistas.

El sistema político chileno enfrenta serios desafíos debido a la debilidad institucional de los partidos políticos, su desconexión con la ciudadanía y la prevalencia de prácticas personalistas incentivadas por el sistema electoral. La creciente fragmentación partidaria, la falta de cohesión interna, su incapacidad para adaptarse a una sociedad menos intermediada y politizada han incrementado los costos de negociación, dificultado la aprobación de reformas de largo plazo.

Un sistema presidencial como el chileno requiere de una capacidad de articular mayorías para reformas concretas si quiere funcionar de manera efectiva. Sin embargo, hoy se evidencia un sistema político donde casi un tercio de los diputados son independientes, lo que dificulta en exceso negociaciones de por sí complejas.

Otros factores menos priorizados o con menor convergencia.

  • Obsolescencia de sistemas de intermediación: La representación a través del voto se ha vuelto cada vez menos eficaz como mecanismo para intermediar la acción del Estado con las preocupaciones de la ciudadanía.
  • Distorsiones en el sistema electoral; gobernabilidad y representatividad: El tránsito del sistema binominal a uno altamente proporcional con cambio de distritos electorales ha generado distorsiones en la representación política que dificultan la gobernabilidad en beneficio de una supuesta mayor representatividad.

Ejemplo:

Bloqueo legislativo desde el propio oficialismo

En 2025, un grupo de diputados oficialistas presentó un requerimiento de inconstitucionalidad contra la Ley Marco de Autorizaciones Sectoriales, una iniciativa impulsada por el propio Gobierno para agilizar los permisos de inversión. Este hecho evidencia una política atrapada por la fragmentación interna, donde ni siquiera las fuerzas de Gobierno logran sostener una hoja de ruta común para abordar los cuellos de botella que frenan el crecimiento económico. El propio gobierno ha puesto en su prioridad el desarrollo económico, sin embargo, el diseño del sistema político no le permite ordenar al Congreso ni a su propia coalición política en línea de un objetivo nacional y urgente.

Diagnóstico

Algunos factores que describen la crisis:
En la Justicia

Factor 01

Falencias de la justicia criminal: fiscalía y régimen penitenciario.

A pesar de la implementación de la Reforma Procesal Penal (RPP) en Chile hace más de dos décadas, las deficiencias del sistema criminal, tanto en la fiscalía como en el régimen penitenciario, persisten. Las expectativas generadas en la RPP no se han cumplido, hoy las cifras de condenas y la alta incidencia de prisión preventiva revelan que los problemas que motivaron la reforma siguen presentes.

En 2023, sólo el 7,4% de los casos ingresados en la fiscalía resultaron en sentencias definitivas, y un 37% de la población penitenciaria sigue siendo imputada, lo que refleja un sistema que, 25 años después, aún muestra graves ineficiencias en su gestión. El surgimiento o la consolidación de fenómenos criminales complejos como el crimen organizado, no han generado una adaptación de los sistemas de persecución, castigo y resguardo penitenciario.

Factor 02

Opacidad en los nombramientos en el sistema de justicia: politización e influencia.

El sistema de nombramiento de jueces en Chile enfrenta problemas de transparencia y politización. El proceso actual, que involucra tanto a la Corte Suprema como al Poder Ejecutivo y al Senado, no siempre garantiza la independencia judicial ni asegura una evaluación exhaustiva y transparente de los candidatos.

Esta falta de autonomía en los nombramientos ha posicionado a Chile en un lugar bajo en el ranking de independencia judicial dentro de la OCDE, ocupando el puesto 27 de 36 en cuanto a la influencia del gobierno sobre los jueces civiles. Esta situación puede afectar la confianza pública en el sistema judicial y subraya la urgencia de implementar reformas que fortalezcan la imparcialidad y equidad en el proceso de nombramiento de jueces.

Factor 03

Atochamiento del sistema de justicia.

El sistema judicial chileno enfrenta un creciente atochamiento que ha impactado negativamente su capacidad para resolver casos de manera eficiente y oportuna. Desde mediados de la década pasada, el número de causas por juez, la duración promedio de los casos y la brecha entre causas ingresadas y finalizadas han empeorado, afectando tanto a los demandantes como a los imputados.

Este fenómeno ha incrementado los tiempos de respuesta, poniendo en riesgo la legitimidad del sistema judicial y profundizando las inequidades en el acceso a la justicia, especialmente para las personas con menos recursos.

Factor 04

Desigualdad en el acceso a la justicia.

En Chile existe una percepción de desigualdad en el acceso a la justicia. Diversas encuestas recientes muestran que parte importante de la ciudadanía desconfía de la imparcialidad del sistema judicial, y cree que este no garantiza la igualdad ante la ley. La influencia de las élites y las diferencias socioeconómicas parecen ser factores determinantes en la percepción pública.

Aunque el Índice de Estado de Derecho del World Justice Project muestra que Chile ocupa el puesto 25 de 142 en justicia civil, los resultados son significativamente peores en justicia penal, donde el país se sitúa en el puesto 100 en efectividad de investigaciones criminales y en el 56 respecto a la imparcialidad por factores socioeconómicos. Esto sugiere que hay aspectos fundamentales del sistema de justicia que enfrentan grandes desafíos en cuanto a su efectividad e imparcialidad, alimentando la desconfianza ciudadana y la percepción de que el acceso a la justicia está condicionado por el estatus social y la influencia.

Otros factores menos priorizados o con menor convergencia.

  • Ausencia de separación entre roles jurisdiccionales y administrativos en el Poder Judicial: La Corte Suprema tiene en Chile responsabilidades administrativas (evaluación de jueces, presupuestaria, sancionatoria) en conjunto con las de impartir justicia. Las responsabilidades administrativas los distraen de las segundas, que debieran ser su único foco, y provocan que el Poder Judicial no esté siendo bien administrado, y perjudica el desempeño de la labor jurisdiccional.
  • Deslegitimación de la normativa vigente; activismo judicial y certeza jurídica: En muchos momentos la judicatura ha optado por crear derecho en lugar de dar aplicación a las normativas existentes, en algunos casos aún existiendo normativa expresa que se deja sin aplicación. Esto afecta la credibilidad del sistema y reduce la certeza jurídica que requiere toda sociedad para funcionar de forma adecuada.

Ejemplo:

Desconfianza en el sistema de justicia

Más del 90% de la ciudadanía está insatisfecha con el Poder Judicial. Parte de esa percepción se relaciona con el sistema de notarios, conservadores y archiveros, donde más de la mitad tiene vínculos familiares con autoridades o funcionarios públicos. Esta opacidad daña la confianza y hace urgente modernizar el sistema con criterios de transparencia y mérito.

Hallazgos de la investigación

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